El Ministerio de Hacienda ha publicado recientemente un informe donde calcula el efecto sobre el empleo de una eventual reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas, concluyendo que esto acarrearía un perdida de 260.000 empleos. Desgraciadamente, este informe tiene problemas de lógica y consistencia que invalidan absolutamente sus cálculos. Aquí hacemos un breve examen de estos problemas y calculamos estos efectos de manera correcta.
En el informe de Hacienda se considera una elasticidad de demanda de trabajo de -0,4, que está dentro de los rangos estimados por la mayoría de los estudios de demanda por trabajo en Chile. Una elasticidad de -0,4 significa que si los salarios suben 10% la demanda por horas trabajadas baja en 4%. La rebaja de la jornada laboral (manteniendo el ingreso semanal o mensual) significa efectivamente, tal como lo estima el informe de Hacienda, un alza del salario-hora de 11,1%. Por lo tanto, la demanda por horas totales trabajadas cae aproximadamente en 4,5% (-0,4 x 11,1=-4,5%).
Sin embargo, como cada empleado va a trabajar 11,1% menos horas, esto quiere decir que el número total de trabajadores contratados debe subir 6,6% (11,1%-4,5%=6,6%). Así, el número de trabajadores ocupados, lejos de disminuir, ¡sube 6,6%! Las horas totales de trabajo demandadas por las empresas caen menos que el número de horas que trabaja cada empleado. Lo que implica, necesariamente, que las empresas deben contratar un mayor número de trabajadores.
A modo de ejemplo: si inicialmente la demanda total es de 4.500 horas que implican empleo para 100 personas, cada una trabajando 45 horas, cuando suba el salario-hora esa demanda caerá de 4.500 horas a 4.300 (baja un 4,5%). ¿Cuántas personas se necesitan para cubrir esta nueva demanda de 4.300 horas, dado que ahora cada empleado trabajará solo 40 horas? La respuesta es 107 trabajadores, aproximadamente (4300/40=107). Es decir, el número de personas contratadas subiría alrededor de 7% (el cálculo correcto es 6,6%, como se explica en el párrafo anterior, pero en este ejemplo se han redondeado los números).
El problema del informe de Hacienda es que confunde horas trabajadas con número de empleos o de personas empleadas. Obviamente, si se parte del aumento del salario-hora causado por la reducción de la jornada, el concepto de elasticidad de demanda de trabajo se debe aplicar también al cambio del número de horas demandadas por las empresas, no directamente a la cantidad de empleos como hace el informe de Hacienda. Es este error lógico el que los lleva a concluir que un alza del salario-hora de 11,1% va a causar una pérdida del 4,5% del número total de empleos (-0,4 x 11,1=-4,5%), cuando en realidad lo que cae 4,5% es el número total de horas trabajadas, no el número de empleados.
El informe asume que este aumento del salario-hora se aplica a toda la fuerza de trabajo, que ellos estiman en 5,8 millones de trabajadores. Por lo tanto, equivocadamente concluyen que se perderían 260.000 empleos (el 4,5% de 5,8 millones). El problema del informe es que simplemente considera el efecto del salario, pero no el efecto directo de reducir la jornada de trabajo de cada empleado que viene acoplada al aumento del salario-hora. Obviamente, un análisis correcto debe considerar ambos efectos, el alza del salario y el acortamiento de la jornada laboral, simultáneamente, que es lo que hemos hecho aquí.
Adicionalmente, aplicar este aumento salarial a toda la fuerza de trabajo como lo hace el Ministerio de Hacienda es también equivocado. De acuerdo con el INE, de los 5,8 millones de empleados, más de 2,5 millones trabaja en el sector informal (auto-empleados, trabajadores sin contrato, sin registros en Impuestos Internos, empresas familiares, etc.). En este sector es imposible fiscalizar la aplicación de normas tales como el largo de la jornada laboral. Por lo tanto, el sector informal no se vería afectado por la regulación de la jornada laboral ni, por ende, por el aumento del salario-hora.
Así, solo 3,3 millones de personas están efectivamente empleadas en el sector formal de la economía, donde sí existen contratos legales y donde es posible fiscalizar regulaciones tales como el largo de la jornada laboral.
De acuerdo con nuestras estimaciones, el efecto de reducir la jornada laboral afecta solo al sector formal, por lo que nuestra estimación de aumento del número de contrataciones de 6,6% significa que el número de personas empleadas en el sector formal de la economía va a aumentar en 198.000 empleos (0,066 x 3,3 millones). Ahora, este mayor empleo en el sector formal puede provenir del sector informal y/o de personas actualmente desempleadas. Así, el efecto positivo neto sobre el empleo total de la economía va a ser menor que 198.000. Si, por ejemplo, un 60% del empleo aumenta a costa de la disminución del sector informal, querría decir que el efecto neto sería de alrededor de 80.000 personas más empleadas, mientras que el empleo en el sector informal caería en 118.000 personas.
En todo caso, el acortamiento de la jornada tiene un importante efecto positivo sobre la estructura del empleo, al disminuir la informalidad laboral.
(*) Ramón E. López es profesor titular y director de los programas de Magister y Doctorado del Departamento de Economía de la Universidad de Chile. Durante 20 años fue profesor titular de la Universidad de Maryland, Estados Unidos. Es ingeniero agrónomo (mención Economía Agraria) de la Universidad de Chile; M.Sc. en Agricultural Economics y Ph.D. en Economics de la Universidad de British Columbia, Canadá. Participó en el programa de la candidatura presidencial de Beatriz Sánchez en 2017.